A veces hay que construirle la estrategia a la competencia
Toda estrategia se define mirando hacia afuera, al cliente, al mercado y a las dinámicas que moldean el entorno. Y dentro de ese ejercicio hay una práctica que fortalece la mirada estratégica: imaginar qué haría la competencia para ganarnos.
Armarle la estrategia al otro es un ejercicio mental que pone a prueba la nuestra. Obliga a ver vulnerabilidades que no habíamos reconocido y oportunidades que solo aparecen cuando dejamos de mirarnos al espejo.
No se trata de paranoia, sino de perspectiva. A veces, al pensar desde los ojos del competidor, descubrimos que la mejor jugada no es atacarnos, sino enfocarse en el cliente y en el valor real que puede generar en el mercado.
Pensar la estrategia del otro es una forma más inteligente de entender la nuestra.