NO HAY DOS IGUALES
En el mundo empresarial siempre hemos buscado soluciones o recetas fáciles de replicar. Desde las teorías de la administración científica de Taylor después de la revolución industrial, hasta los frameworks más modernos de la “estrategia de océanos azules”, el “business model canvas” o los frameworks más elegantes relacionados a fórmulas de transformación digital.
Sin importar la época del desarrollo en pensamiento empresarial, queremos soluciones elegantes a problemas complejos y muchos de estos esfuerzos han sido el fruto de la industria de consultoría. El modelo de BCG para el análisis de productos y negocios (vacas, huesos, estrellas y perros), el modelo de McKinsey para diseño organizacional, etc. Sin embargo, desde RDP Consulting tomamos estos modelos con algo de escepticismo y un gran deseo por su utilidad en el mundo real.
La verdad es que esa frase de que “el que sólo un martillo tiene, a todo le ve cara de clavo” nos invita a mantener honesta nuestra práctica de análisis y formulación estratégica para las empresas. Es fácil recetar un FODA a cualquier tipo de situación y siempre nos veremos tentados a justificar las recomendaciones sobre el futuro con herramientas que presenten un buen análisis del pasado. Sin embargo, la realidad del mundo empresarial rara vez puede ser simplificada en una matriz de 4 categorías y el ejercicio que se requiere para intentarlo en muchas ocasiones se convierte en un fin en sí mismo.
Si queremos ser buenos maestros del análisis empresarial, es necesario que la caja de herramientas se mantenga llena. Al final, cada metodología cumple una función en su contexto y lo que hemos descubierto en el camino es que la habilidad en el uso de esas herramientas y fórmulas de moda no es tan importante como el simple ejercicio de cuestionar nuestras decisiones, cuestionar el contexto y formular buenas preguntas. Es un poco Socrático el método que obliga a una organización a cuestionar aquellas cosas que aceptan como una realidad irrefutable.
Los sesgos de cada negocio se convierten en calabozos que tienen la necia tendencia a validarse a sí mismos. En incontables ocasiones nos encontramos con equipos gerenciales que no se atreven a cuestionar las realidades más simples en su forma de operar. Esas están creadas por la inercia y victorias del pasado y se reciben diariamente como líneas invisibles que demarcan una cancha dentro de la cual desarrollan su juego.
Sin embargo, “pensamiento estratégico” depende de preguntas atrevidas, que cuestionan estas líneas y nos invitan a salir de estas “burbujas mentales” para descubrir qué sucede afuera, donde lo que define a nuestra organización no es una idea romántica detrás de nuestra historia sino un principio básico de evolución y adaptabilidad al entorno.
Por esta razón, cada uno de los retos empresariales es único en su contexto. Es imposible dibujar el futuro a través del ejercicio mecánico de aplicar herramientas elegantes para resumir de una forma académica lo que yo ya pienso. Se convierte en un esfuerzo que alimenta el ego de los líderes en la organización, en lugar de incomodarlos con una máxima empresarial del mundo actual; debemos cuestionar lo que somos, lo que hacemos y para dónde vamos. Esto es algo que sólo podemos lograr poniendo sobre la mesa muy buenas preguntas y aceptando el reto de descubrir su respuesta.
En RDP Consulting aceptamos cada reto con una hoja en blanco y siempre invitamos a nuestros clientes a hacer lo mismo. No importa cuanta experiencia acumulada tengamos en diversas áreas del mundo empresarial, esa hoja en blanco es el mejor punto de partida para asegurarnos, antes de querer satisfacer nuestro propio ego con un FODA o un Canvas de Modelo de Negocio, de que tenemos muy buenas preguntas con las cuales podamos salir al mundo a descubrir. El pensamiento estratégico es un proceso de descubrimiento que aprovecha la inteligencia colectiva de personas altamente preparadas e inteligentes dentro de la empresa, para poder “destapar” verdades ocultas. Pensamiento estratégico no es llenar un formulario para construir un plan estratégico lleno de métricas elegantes que nos hagan imaginar un crecimiento ciego hacia el futuro. Pensamiento estratégico es músculo que desarrollamos para encontrar un Norte claro, aun dentro de la mágica incertidumbre que nos arroja el mundo empresarial.
En ocasiones, esto significa decir “no” a muchas de las cosas que nuestros clientes nos piden de primera mano. Por supuesto que el mundo de la consultoría tradicional los ha acostumbrado a solicitar productos concretos con los que se han sentido siempre cómodos. Pero para nosotros, desarrollar el producto no es lo más importante. Lo más importante es crear las capacidades gerenciales que se requieren para, de manera sostenible, hacer buenas preguntas y acostumbrarnos a responderlas a través del descubrimiento.
Esto hace que cada cliente y cada reto sea 100% único e irrepetible. Cuando partimos con una mentalidad de descubrimiento, nos olvidamos de las soluciones elegantes que nos vende la academia y logramos identificar el corazón del asunto de tal manera que todo nuestro esfuerzo y recursos generen resultados.