Planificación estratégica vs. Alineación estratégica
Podrá sonar como una diferencia meramente semántica, pero en la práctica existe una gran diferencia entre lo que el mundo académico tradicional llama “Planificación Estratégica” y lo que en RDP Consulting llamamos “Alineación Estratégica”. Las empresas no fracasan por falta de planes claros, sino porque carecen de alineación real.
Estrategia en la práctica es una evaluación de diversos caminos, la selección de alguno y la renuncia implícita frente a todos los que no se tomaron. Para este ejercicio debe existir convencimiento interno, pero además debe existir gran conexión entre nuestra realidad y lo que las señales externas demuestran. Por lo tanto, estrategia demanda dos tipos de alineación; la interna y la alineación con lo externo.
Alineación estratégica con la realidad externa
Suena como un cliché cansado repetir lo que Jack Welch alguna vez ya había dicho: “cuando las cosas están cambiando afuera más rápido que adentro, el fin está cerca”. Claro, la organización debe entender su contexto y evitar el único pecado imperdonable: la irrelevancia. Pero esto es mucho más profundo que simplemente estar atento a las tendencias del momento. Alineación con lo externo implica una conexión profunda y continua con el cliente, mientras se navega el ambiente competitivo para crear valor de manera comparativamente mayor. Se trata de un blanco en movimiento sobre un terreno inestable, con un arma que debe recalibrarse tras cada disparo. ¡Vaya reto! Sin embargo, les sorprendería saber que la mayoría de empresas no puede definir con precisión quién es su cliente y mucho menos cómo evolucionar junto a él.
Alineación estratégica interna
Aquí existen diferentes versiones de este principio de alineación. Por un lado, necesitamos un Norte claro y compartido por la organización. Si la estrategia no es clara y respaldada por convicción, probablemente carecerá del poder para convertirla en realidad. Aquí es donde criticamos mucho el mundo de la consultoría. ¡La era del gurú murió! No hay genios externos con fórmulas mágicas. La estrategia debe ser cocinada en casa.
El problema es que crear una tesis llena de análisis numéricos complejos es de hecho la versión fácil del proceso de planificación estratégica tradicional. La alineación estratégica es difícil porque se enfoca en acompañar a las personas dentro de la organización en un descubrimiento colaborativo en el que la estrategia surja de manera orgánica. Cuando eso se logra, la convicción ya es parte de la fórmula y no requiere grandes esfuerzos de convencimiento interno.
Finalmente, la alineación estratégica interna requiere también congruencia entre los diferentes órganos de gobernanza en la empresa. Es realmente frustrante ver a una empresa paralizada porque el equipo de liderazgo, la Junta Directiva y los dueños accionistas parecen todos estar hablando idiomas distintos - o incluso de empresas distintas.
Para evitar esto, el ejercicio estratégico debe ser intencionado, paciente y muy humano. Sin importar qué función cumpla en la organización, la estrategia debería presentar un viaje que nos permita volver a descubrir la empresa con nuevos ojos y crear una perspectiva diferente, clara y compartida respecto al futuro.
Bajo la lógica de que la estrategia emergente cambiará el terreno en el camino y necesitamos crear las habilidades que permitan reaccionar a tiempo, las empresas deben construir los músculos organizacionales que le permitan hacer estrategia en la práctica constante de su desarrollo y no sólo cada tres o cinco años cuando la Junta Directiva lo demanda. Todo lo anterior debe suceder en paralelo como un baile perfectamente coreografiado a lo interno y muy elegante de observar en su expresión externa. Y eso, en su forma más viva, es lo que llamamos “alineación estratégica”.
Si está interesado en explorar la alineación estratégica para su empresa,
Sebastian Falla
Director de Estrategia
RDP Consulting